Buscar este blog

Todo suele suceder por una causa que no logramos descubrir de inmediato; Al final, no hallamos casualidad sino causalidad

sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Perdonarte?

Las cosas empiezan a cambiar para mí. No puedo conebirlo, no puedo –siquiera imaginarlo. Diste alas a mis ilusiones, hiciste promesas de amor, de eternidad, de Por Siempre y de Nunca, y días después, te entregaste a la fiera, saboreaste la lujuria y te arrastraste a un cuerpo que no era mío… ¿Por qué? Quiero saber, los detalles, cada suspiro, cada gemido o cada caricia, cada mirada perversa, cada fricción que tu mano hizo en su miembro… ¿Te gustó tanto? Porque no mientas, sabes que te gustó… ambos sabemos lo bien que te gustó. Odio al imbécil que logró tomarte, aunque en parte le doy gracias, porque fue él quien detuvo el momento insano, el momento lascivo, y huíste, como alma arrepentida, cuando poco antes te entregabas cegada por el deseo. ¿Lo tiene más grande? ¿Es más viril? ¿Te sentiste dominada por su necedad y su bruto carácter? Sé que estabas entoxicada de alcohol… pero sin importar lo que digas, no tienes excusa para mí. Por mi sed pasaron vasos de tequila, vino, ceveza y ajenjo, por mi camino se presentaron tentaciones, incluso en la distancia, cuando estuvimos bastante separados, tuve la oportunidad de dejar que el pecado me guíe ¡Pero a dañarte, herirte, traicionarte, prefería morir! Siento que has limitado la manera en la que podía amarte, y cada día, cada momento, cada diminuto instante, lucho contra esta locura, intentando reparar el daño por mí mismo.  Estoy en una batalla conmigo mismo, con mi remordimiento, con el odio, y con la escena que no deja de repetirse en mi mente… Mujer, no pierdo la fe en que pueda perdonarte algún día, pero –acaso sea el día en que no tenga motivos para hacerlo, cuando en tu limbo te sorprenda con el olvido, y veas que te perdono, porque te olvido…

¡Mujer! ¿Por qué me traicionaste?… Mujer…

No hay comentarios: