Maldita esta distancia…
Maldita que me separa de ti
De tus ojos…
De tu boca
De tus piernas
De tu indulgencia
Maldita maquiavélica
Cómplice del letargo del tiempo
Que juntos, con su inercia
Apesadumbran con agudo cinismo…
Y una pura imprudencia
Malditos ambos por su necedad
Por el minuto que sabe a hora
Por las calles vacías
Que exceden de todo
Pero carecen de ti
Los maldigo por las lágrimas en silencio
Cuando nadie presencia mi pena
-Más que la almohada, en la sofría noche
Y las cortinas estrelladas del viento
Evoco tu recuerdo, mientras le hablo a tu foto
Un rostro… nada más
Un rostro, es lo que necesito
-Para ser feliz
Un rostro, que está ausente
Lejos de mí
Los maldigo por alejarte
Por arrancarte de mi piel
Por llevarte donde no puedo seguirte
Donde sólo puedo añorarte…
Y en mi ávida desesperación
¡Llorar!...
“Volveré” no basta
Te quiero aquí, y ahora
¡Soy terco, lo sé!
Pero no importa, no tengo indulgencia
Sólo una necesidad
Tú
Da vuelta ¡Regresa!
Corre y llega pronto…
Porque cada miserable segundo…
Cuenta por diez, y diez, por mil.
Tiempo y distancia…
Aliados y grandes estratagemas
Calculadores en frío
Que saben cómo lastimar
Los odio… ¡Los odio a morir!
No me gusta tu ausencia
Mis impulsos sobre ti me superan en creces
Necesito saber que te tengo
No por posesión
Ni por deseo
Sino… porque te quiero... aquí
Y no allá
Corre tiempo… y muere distancia,
Devuélvanme la esperanza
Y la alegría de sonreír
Devuélvanme el sosiego
Y sequen éstas lágrimas
Quiero de una vez…
Ver esos ojos volver a mí
Vuelve… amor
Vuelve, felicidad
Vuele, mi intangible tesoro
Vuelve a estos brazos,
Vuelve a besar estos labios
Vuelve a este errante
Que día a día (que saben a años)
Espera impasible tu retorno
Vuelve mi amor…
Que espero por ti.