Sebastián se deslizó por la sala, tropezando y golpeándose con las paredes, soltando un llanto desesperado, echando gritos de angustia... pór su detrás, podía oír que lo llamaban, lo seguían, pero no hacía caso, seguía su rumbo.
Ingresó a la cocina, tomó un cuchillo, no quiso vivir más... se ahogó en la ira y angustia de un amor fracasado... una vida fracasada. Lo último que sintió, fue el filo del metal que cortaba su cuello, una fría caricia que daba fin a su sufrimiento... sintió frío, no podía hablar ni oír nada... veía todo pasar lentamente frene a sus ojos... se hacía borroso, no podía respirar....
Gabriela había recibido una llamada inesperada, de aquellas que te sorprenden con un sobresalto, de aquellas que nos arrebatan la tranquilidad y nos hunden en sentimientos que creemos haber enterrado ya.
Cristian... su voz había cambiado, sonaba distinto, no parecía ser el mismo muchacho de secundaria, ahora era un hombre.
La llamada de Cristian despertó un sentimiento oculto en Gabriela, no es que a un primer amor no se lo olvide, sino que aquellas memorias perduran en silencio; por que, a todos nos gusta fantesear de vez en cuando con nuestro primer amor, nuestro primer beso... recordar esa primerza caricia o el prime roce de piel; no es que se vuelva a sentir, sino que recordamos cuán bien se sentía.
Cristian quería verla, después de abandonarla y viajar por el mundo, quería volver a verla, y no es que Gabriela quería verlo también, pero sentía curiosidad, esa curiosidad que te hace preguntarte cómo estará o donde, o si piensa en tí a veces, si también recuerda... como a veces tú lo haces.
Gabriela aceptó.... hace mucho que no había visto a Cristian, sería divertido conversar un poco. Horas después, Gabriel se encontraba arreglándose lo mejor que podía... por qué? ¿Acaso quería dar buena impresión a quien una vez amó?.... Ni ella lo sabía, pero por algún motivo, llegan momentos en los que nos gusta mosrtar lo bien que nos vemos a quienes una vez fueron nuestras parejas, no por coqueteo, sino por hacer que la persona, en parte, nos desee, o se fije en nosotros, y diga "Se ve bien"... es un instinto humano, todos lo hacemos.
Poco después el timbre sonó... Gabriela se apresuró en abrir la puerta y ahí estaba, un hombre esbelto de cabellera negra, tez blanca y ojos verdes; Cristian... el primer amor.
No es necesario explicar qué dijeron o cómo, por que ambos intercambiaban la misma mirada; Esa mirada que dice "¿Recuerdas tantos hermosos momentos?..."
Las miradas se fundieron con más intensidad, no es que hayan sentido algo, sino que simplemente recordaron cuán bien se sintió una vez...
Pero entonces, Cristian quiso algo más que recordar, quiso reencarnar una memoria, un momento, un suspiro, una sonrisa, un te quiero...
Se acercó a Gabriela, temiendo que ponga resistencia pero no lo hizo; somos débiles ante quienes amamos una vez, y más aún, ante el primer amor.
Sus labios rozaron los de Gabriela... un momento de nervios y susto en el que nos preguntamos ¿Esto está bien?, pero Gabriela sostiene a Cristian entre sus brazos... Sí, está bien.
Pero había algo que Gabriela no había previsto, algo que no sabía... todos somos imperfectos. Era Sábado...
La puerta se abrió, y por ella entró un hombre, tranquilo y apacible... era Sábado, Gabriel no lo había previsto... Sebastián volvía temprano del trabajo los sábados...
Sebastián obsrevó al hombre extraño invadiendo el cuerpo de su amada; Era extraño y confuso.. ¿Se habría equivocado de casa?... ahí estaba... los brazos enredados, los labios húmedos... y pronto, la mirada de terror en Gabriela.
Sebastián sintió una punzada en el corazón; el aire le faltaba, un peso q le cayó como una enorme roca...
Gabriela comenzó a explicarle, hablarle... excusas, que nunca faltan, pero Sebastián no podía oír nada...
Su mundo se había paralizado por completo... comenzó a preguntarse miles de cosas ¿Quién era él?... ¿Por qué? ¿Por qué la gente se promete amor? ¿Por que le tuvo que pasar a el?.... tantas cosas que podían explicarse solo con una palabra: Celos
Se deslizó por la sala, tropezando y golpeándose con las paredes, soltando un llanto desesperado, echando gritos de angustia... pór su detrás, podía oír que lo llamaban, lo seguían, pero no hacía caso, seguía su rumbo.
Ingresó a la cocina, tomó un cuchillo, no quiso vivir más... se ahogó en la ira y angustia de un amor fracasado... una vida fracasada. Lo último que sintió, fue el filo del metal que cortaba su cuello, una fría caricia que daba fin a su sufrimiento... sintió frío, no podía hablar ni oír nada... veía todo pasar lentamente frene a sus ojos... se hacía borroso, no podía respirar....
Ingresó a la cocina, tomó un cuchillo, no quiso vivir más... se ahogó en la ira y angustia de un amor fracasado... una vida fracasada. Lo último que sintió, fue el filo del metal que cortaba su cuello, una fría caricia que daba fin a su sufrimiento... sintió frío, no podía hablar ni oír nada... veía todo pasar lentamente frene a sus ojos... se hacía borroso, no podía respirar....