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Todo suele suceder por una causa que no logramos descubrir de inmediato; Al final, no hallamos casualidad sino causalidad

martes, 29 de septiembre de 2009

Un discurso sobre discriminación


Me dirijo a ustedes, como un ciudadano común… como una persona que quiere expresar sus inquietudes… me dirijo a ustedes, por que tengo una demanda.
Nuestro mundo, a pesar de marchar sobre los senderos de la diplomacia, la democracia e igualdad de derechos, persiste con sus agentes que recurren a la discriminación; el clasismo, sexismo, machismo, y tantos “Ismos” que destruyen un ambiente equitativo.
Quiero expresar mi molestia por la discriminación hacia personas con diversas tendencias sexuales. He visto muchas veces, cómo los insultos pueden llover para estas personas, cómo los prejuicios atentan contra sus derechos, cómo incluso algunas personas las consideran inferiores, menos humanos, malignos, pecadores, sucios.
Veo que, a pesar que nuestra misma constitución les brinde igualdad, el maltrato puede ser el mismo o incluso peor, por esa rabia que sienten algunos al saber que estas personas han sido atendidas en la carta magna.
El problema no es la homosexualidad, o la bisexualidad, el problema son quienes no quieren entender, quienes propagan los rumores, la mala información, la mancha oscura que tiende un manto gris sobre las personas gays, bisexuales o transexuales.
Muchas personas practican el amor al prójimo, la generosidad, la benevolencia y el buen trato a los demás… Pero ¿Dónde escapan esos valores cuando llega el momento de juzgar? Dicen No y se apartan, piensan que un joven gay es un promiscuo, un pecador, un mal, una mancha en la sociedad. No olvidemos que en la antigua Grecia la elección sexual era totalmente abierta y aceptada; Ahora, los psicólogos los estudian, los analizan, la iglesia los estigmatiza denunciándolos de pecadores y cerrándoles las puertas al cielo. La sociedad los obliga a esconderse, los aísla y abandona en un oscuro rincón, donde intentan moverse como pueden… sin obtener muchos resultados.
Las personas que aceptan a un gay o una lesbiana, son personas totalmente humanas que comprenden la equidad entre una persona y otra. ¿Acaso hay diferencia entre una muchacha heterosexual y una muchacha lesbiana? Ambas, para empezar, son personas; ambas tienen derechos, ambas pueden lograr lo mismo, ambas pueden tener una vida digna, ambas pueden fracasar como salir adelante; Pero lo importante es que ¡Ambas pueden vivir bien!
Y ahí están aquellas mentes testarudas que no quieren entender que su sentido de marginación es tan agudo que los ciega, los ensordece… Yo les hago una pregunta a quienes son homofóbicos y quienes no aceptan lo que no es heterosexualidad ¿Qué tal si alguien en su familia tiene alguna de esas tendencias? ¿Y si su hijo es gay? ¿Si su hermana es lesbiana? Pónganse a pensar… ¿Acaso por eso dejan de ser lo que son; personas? ¿Acaso yo, por elegir un hombre en vez de una mujer, soy distinto? ¿Acaso debo fingir lo que soy y saciar esos conceptos erróneos de “Persona normal”? La homosexualidad, señores, no es una enfermedad, no es un tema para analizar o estudiar, para condenar o denunciar; La homosexualidad, bisexualidad, transexualidad señores, ES UNA ELECCIÓN. Existe un gran número de escritores, pintores y actores gays o lesbianas que no por su elección sexual son rechazadas, a lo contrario, son grandes mentes que promueven la igualdad de derecho, la democracia y el verdadero sentido de COMPRENSIÓN.
Es difícil entender y comprender las tendencias sexuales por que es algo que no vemos comúnmente, pero no por eso es anormal, o una enfermedad, o un pecado: Es UNA REALIDAD.
Y es algo que pido a mi sociedad reflexione, aprendamos a vernos como personas iguales y con los mismo derechos, por que nadie es superior o inferior a nadie, no sólo por elección sexual, sino por color de piel, por lugar de origen, religión, cultura, y tantos aspectos por los que aún creamos estigmas; Hagamos de este mundo uno donde realmente podamos decir: Somos iguales. Basémonos no en sentir compasión, sino en dar COMPRENSIÓN. Una persona no necesita nuestra pena, necesita nuestra inclusión, nuestra fuerza, nuestro voto y nuestra aceptación. Aprendamos a vivir no tolerando, sino aceptando, por que solo así, tan sólo de esa manera, habremos aprendido a dejar de un lado la discriminación; Y aunque la marginación siempre esté ahí, por lo menos debilitemos los estigmas, y aprendamos a ser más HUMANOS.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Premonición


Me desvanezco,
Como una nota en el viento
Me pierdo,
Como un niño en el desierto

Los sueños…
¿Dónde están?
Se pierden
Mueren
Se van

Se aleja la memoria
Los recuerdos abandonan
Me miro al espejo
Me escupo
Me vomito

Y veo, el túnel,
El pasaje final,
La luz al cruzar,
Huyo y corro
Me pierdo…
En memorias olvidadas

Recorro aquél frío túnel
Intento encontrar…
Pero donde voy hallo lo mismo;
La muerte que me llama y dice:
- Ven acá

La última palabra


Escribo esta carta,
Por que jamás escribí antes
Por que nunca más escribiré
Por que he muerto,
Y no quiero volver a nacer

Me has dejado en la soledad,
Me clavaste un amor inolvidable,
Y luego con el peso ligero de una pluma
Te esfumaste

“Amor mío…”
Comienzo a narrar,
Voy dibujando líneas con la tinta
Tinta en sangre
Sangre en tinta

Amor, te necesito

“Nunca me olvides…”
Siguen los párrafos,
Las palabras inútiles.
De nada sirve
Ya te has ido
Y no volverás

Amor, te extraño
“¿Recuerdas esa noche?...”
Siguen las insistencias,
No me quiero convencer a creer…
A creer que sea posible una vida sin ti
Sin ti una vida…
Sin ti NO hay vida
Tu ausencia carcome mi alma
Y escupe mis pensamientos
Me ahoga en un salado malestar
Me mata, de puñal en puñal

Amor, no puedo olvidarte

“Ayer te vi con tu nuevo prometido…”
La carta sigue, pero la vida se detiene.
Una ranura que bordea el cristal,
Un ademán de gentileza…
Estás feliz, tu corazón late tranquilo,
Por que claro
Se ha robado el mío…
–Sé feliz
Si feliz te veo, menos infeliz seré yo
Pero –Feliz… nunca.

Amor, duele amarte

“Hoy por la mañana, me encontré a Mariana…”
Lloro que ya no estés
Pero llorar por siempre no se puede
Las lágrimas no son eternas,
Aunque el sufrimiento lo sea.

Valdrá la pena pregunto a las estrellas,
Volver a sonreír.
Miro al cielo…
Pero desgracia
No hay estrellas ni luna
Solo un vacío inmenso sin ti
Te recuerdo
Te pienso
Te venero
Te amo…
Pero siento cada vez menos hundido el puñal…
Ese dolor insoportable,
De repente
Se hace soportable

Amor, eres lo mejor que en el mundo vi

“Esta noche saldré con ella a bailar…”
La carta sigue…
Las líneas no acaban,
Pero para mejor o para pesar
Ya no hablan solo de ti…
Sino de alguien más

“Su sonrisa es bonita…”
Así comienza otra vez
Una historia que nace donde termina otra
O a incluso, dos a la vez.

En ocasiones,
Sin necesidad de terminar una historia
Comienza una nueva,
Como aquella por la que me cambiaste,
Tu amante, que en menos de pocos días
Pudo acabar con la eternidad de nuestro amor

Entonces… entiendo lo tuyo,
Por que con alegría he superado el dolor
Por que en alguien he hallado consuelo
Y ahora es a ella a quien le digo; Amor…

“Gracias por todo…”
Y así, la carta se hace extinta
Por que la tinta se acaba,
Pues ya no hay sangre para escribir,
No hay herida de donde sangre,
No hay amor que cause la herida,
Ya no estás tú, que cause el amor…

Te pongo mi firma,
Y una posdata en la esquina
En letras muy poco legibles
He escrito con alegría:

Amor, ya no te amo

jueves, 3 de septiembre de 2009

El amante sin rostro


Ayer pensé en ti.
Lo hago todas las noches antes de dormir, cuando me pierdo en el techo de la habitación, recostado en la cama, buscando el sueño que no llega.
Observo el celular, configuro una llamada de número privado… Te llamo. Contestas… esa voz, dulce… lucida, rimada de perfectas entonaciones… La misma voz que me decía hace poco “Te amo”, que me cantaba, me susurraba y me gemía cuando le hacía el amor.
Cuelgo, por que sé que no quieres escucharme. Estás con alguien más, lo sé por que cada vez que te llamo oigo su voz, una voz desconocida, un espíritu frío que me inquieta, por que temo que lo ames.
Te escribo todos los días, cuando tomo mi cuaderno viejo, el lápiz y nacen las líneas… Una sanguinaria soledad me abraza; la que dejaste en mi puerta antes de irte. No fui suficiente para ti. Soy un capítulo de tu vida; pero tú… ¡Eres mi vida entera! tú la has escrito, la has encendido, la has hecho flotar en el cielo, y luego… la has bajado de un tiro.
Intento asesinar los espacios de tu recuerdo, pero sólo se multiplican, como una casa de locos. Las paredes pronuncian tu nombre y en los espejos estás ahí, mirándome tan benévola como solías hacerlo.
Yo… Indemne, con el corazón plegable. Mi boca no se acostumbra al amargo sabor; la soledad. Las habitaciones están frías, la cama vacía. Abrazo la almohada donde recostaste una vez tus sueños… donde quedabas acurrucada, tal cual inocencia irrompible.
¿Será que… piensas en mí? Acaso paseas por siquiera casualidad las calles que recorrimos una vez… alguna vez pasarás, por bajo la sombra de ese frondoso árbol de ramas colgantes y hojas bailarinas… Me pregunto, y luego –el silencio.
Pero… no puedo seguir así, viviendo la misma historia, el mismo retrato los mismos recuerdos el mismo nombre la misma cara la misma silueta, la misma cama… la misma alcoba… la… la misma dulzura… el mismo encanto… el… el… el mismo amor…
La… misma-… la misma mujer…
Pero ¿Hay otra? ¿Existen otros senos iguales a los que mi lengua acariciaron? ¿Existe otra cadera que mis manos adoraron? ¿Las mismas piernas que me acogieron?....
No hay otra. ¡No hay!
Un día mi locura me conducirá al sanatorio –o la cárcel (si acaso me animara a terminar con el desgraciado que se hace llamar tu dueño).
Cada mañana, cada tarde, cada noche, es la misma rutina, todo lo que hago tiene una cosa en común; Tu vacío.
Pero –sin importar las lágrimas que pueda derramar– seguiré escarbando la tierra… para ver si ahí, en la profundidad del abismo, si por lo menos ahí (pequeña e inútil esperanza) encuentro otra… oportunidad.
Por mientras tanto, seguiré extrañándote, seguiré abrazando tu almohada; seguiré lamentando el espacio excesivo que hay en la casa…
Y esta noche… configuraré una llamada privada en el celular, marcaré aquél número que me juega de anestesia y veneno… te escucharé repetir Hola por unas cinco veces (seis si tengo suerte), y colgarás… las lagrimas arderán, mi corazón se acelerará, sentiré furia al oírlo de nuevo, contigo ahí… recostados los dos (me imagino), me tumbaré sobre la cama, giraré sin poder hallar tranquilidad… y cerraré los ojos, con un inquieto pensamiento, y un deseo de morir –y no despertar más… Tú ya no estás, dibujas tus sonrisas y llantos en un universo paralelo pero distante, mientras yo… me transfiguro en aquél amante que no existe, que no oyes, que olvidas, que condenas… y silencias.